La noche del segundo día en el Autódromo Hermanos Rodríguez fue un carnaval de perreo, nostalgia y algún que otro tropiezo técnico. Con casi 80 mil personas en el recinto, el Flow Fest mostró lo mejor del ecosistema urbano: desde duetos explosivos hasta problemas de audio que cortaron la euforia en seco.
El calor llegó temprano y directo con Gente De Zona. En apenas 20 minutos Alexánder Delgado y Randy Malcolm convirtieron el escenario Coca-Cola Sessions en un carnaval tropical: La Gozadera, Bailando y Muchacha fueron balas de confeti que prendieron a la gente al instante.
La noche tuvo altos y bajos: Farruko ofreció un set íntimo y clásico, pero su cierre se vio empañado por fallos en el monitoreo. El puertorriqueño pidió disculpas cuando su auricular dejó de funcionar y se notó eco en la pista. Una lástima para la audiencia que había esperado su show con ganas; el artista salió entre disculpas y buenas vibras.
El set principal no dio respiro: Bad Gyal llevó su show visual y potente, De La Ghetto ofreció perreo de vieja escuela y contacto directo con el público, y Sech volvió a recordar por qué sus melodías llenan estadios. En todos los casos la entrega fue total y la gente respondió con devoción.
Échale Ojo
El bloque pop corrió a cargo de Piso 21, que convirtió su pase en una clase maestra de coro masivo. Canciones como Te Vi y Déjala Que Vuelva funcionaron perfecto para juntar miles de voces en un solo latido.
Entre la vorágine hubo dos pausas casi ceremoniales: los “momentos verdes”, instantes de cinco minutos coronados por fuegos artificiales que iluminaron el cielo y dieron a muchos el cierre perfecto para capturar en el celular. Pequeños respiros visuales en medio del caos.
Bellakath consolidó su estatus con un set lleno de hits virales.
Cachirula & Loojan confirmaron por qué se les ve en todos los playlists de la nueva generación.
J Balvin apareció y subió a algunos invitados para una explosión final de energía.
Young Miko demostró que el trap femenino tiene punch y presencia de sobra.
Natanael Cano fue, según muchos, el acto más polémico y a la vez más coreado del día: corridos tumbados y una entrega sin filtros que dividió opiniones.
Échale Ojo
La logística y el cruce de horarios fueron un dolor de cabeza: empalmes forzaron a la gente a elegir y a perder actos importantes. Además, el fallo técnico en Farruko se sumó a la sensación de que, a pesar del espectáculo, aún hay espacio para mejorar en producción.
El segundo día del Coca-Cola Flow Fest fue una montaña rusa: perreo sin tregua, momentos memorables y algunas fallas que no dejaron de ser noticia. El público salió cansado, mojado en sudor y feliz y en redes ya se decide qué será lo que más se recordará: ¿los himnos de siempre, las apariciones sorpresa o el grito colectivo por los problemas técnicos?
Si algo quedó claro es que el Flow Fest sigue siendo la fiesta donde convergen generaciones y estilos: a pesar de los baches, la música ganó. Y esa, al final del día, es la que manda.
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