Festival Internacional Cervantino 2025: Un Viaje Entre Culturas, Memoria Y Fiesta

El Festival Internacional Cervantino vuelve a reclamar su lugar como la gran vitrina artística de México y América Latina. Lo que nació en 1953 como un gesto de aficionados al teatro en las calles empedradas de Guanajuato —gracias a la mirada de Enrique Ruelas— hoy se despliega en una edición masiva que promete ser, otra vez, un punto de encuentro entre generaciones, geografías y lenguajes artísticos. Del 10 al 26 de octubre, la ciudad y su circuito cultural volverán a latir al ritmo de 140 funciones que mezclan música, danza, teatro, ópera, performance y artes visuales.
Origen Y Evolución Del Festival
La historia del Cervantino es ya parte del paisaje cultural mexicano: nació como homenaje a Miguel de Cervantes y, con el paso de los años, se institucionalizó en 1972 para abrirse al mundo. Sus escenarios —teatros coloniales, callejones, plazas y recintos icónicos como el Teatro Juárez o la Alhóndiga de Granaditas— son parte del encanto que lo distingue: no sólo ves una obra o un concierto, te sumerges en una ciudad que respira arte por todos sus rincones.
La 53ª edición no escatima ambición: 3,458 artistas de 31 países participarán en esta edición, con sedes extendidas a 12 estados y 22 ciudades de la República. Entre los nombres que sobresalen hay propuestas contundentes y diversas: la ópera contemporánea ganadora del León de Oro, Sun & Sea; la irreverente Sun Ra Arkestra; y la irrupción contemporánea de Nathy Peluso, voz de una nueva generación que dialoga con el pasado sin complejos.
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Apertura Global
El Cervantino no olvida sus raíces: Veracruz abrirá esta edición con un Fandango Monumental que reunirá ensembles tradicionales como Caña Dulce y Caña Brava y Son de Madera, reforzando la promesa del festival de rendir tributo a la diversidad cultural mexicana. Al mismo tiempo, el Reino Unido llega como país invitado con una apuesta contemporánea y la London Sinfonietta rindiendo homenaje a Julián Carrillo, gesto que subraya el diálogo transatlántico que el festival siempre ha cultivado.
Ir al Cervantino es aceptar la invitación a salir de la zona de confort cultural: hay clásicos reinventados, apuestas experimentales y mucho folklore en formatos renovados. Es, también, una oportunidad para que las nuevas audiencias redescubran la riqueza del patrimonio escénico mexicano y para que los creadores nacionales dialoguen con propuestas del mundo.
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Si todavía no tienes planes para octubre, vale la pena pensar en Guanajuato como destino: más que un festival, el Cervantino es un rito anual que recuerda que la cultura es motor de memoria, conversación y fiesta. Y en 2025, esa conversación estará más plural y sonora que nunca. ¡Nos vemos en el callejón!





