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Punto y Aparte: #MeTooHastaLaMadre

Las opiniones expresadas en este texto son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de LaCarteleraMx.

Las redes sociales son una mierda

Armando se suicidó sin que supiéramos si era o no culpable. La denuncia de la joven acusada pasó a segundo plano por la mediática noticia del músico ahorcado. El impacto fue estrepitoso y el colectivo #MeTooMúsicosMexicanos carga una pena encima, básicamente por la gran jurisdicción que dan las redes y su divulgación. El bajista, como muchos otros músicos, había sido señalado y difundido como un acosador de menores de edad sin saber a ciencia cierta si fue real.

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¿Y por qué no se sabe? porque no hay un protocolo judicial que ampare la denuncia; un twit en una plataforma pública es lo único que lo respalda, misma plataforma y mismo mensaje que fue cerrado temporalmente por el temor de ser juzgados o censurados.

Probablemente si la cuenta de la denunciante siguiera vigente se sentiría igual o peor que el difunto al recibir sartas de mensajes atacando a la víctima. Una víctima que hace diez años fue acosada con palabras insinuantes por parte de Armando, una víctima que tenía 13 años, que calló durante una década y que ahora que existe/encontró un canal para difundir su queja, levanta valientemente la voz, reitero: sin un proceso legal. El agresor es –o era– una personalidad pública, la agredida se ocultó en su anonimato. Me recordó a esas coronas de flores que suelen dejar en la puerta de casa para dar a entender que quien vive allí está en peligro.

El #MeTooMúsicosMexicanos pierde y gana a la vez credibilidad con un suceso tan pavoroso, pues para todos aquellos que hemos visto el suicidio tan de cerca, sabemos el impacto emocional que éste causa. Al día de hoy puedo justificar esta extrema salida como fortaleza y no debilidad; no cualquiera tiene atroz valentía.

Este canal por el que se evidencian abusos está engordando

Este canal por el que se evidencian abusos está engordando, brotando víctimas que han contenido su denuncia por desconfianza, miedo o resignación. Pero ése tiempo que dejan pasar, son torturas para ellas que callan y no para ellos que profanan. Un caso más: Ariadna Montañez, en donde por meses silenció el intolerante orgullo de Gastón Espinosa (Lng SHT) al citarla en un tema suyo (no directamente) como una ‘locutora de Reactor que se cogió’.

La gran diferencia de este escenario a comparación del antes promulgado, es que aquí SÍ hay nombre y apellido, con esto la denuncia se puede proceder y atacar; y el seudo-rapero lo sabe bien ¿O no abogado Gastón? ¡Vamos creadora de Sangriento 105.7, denuncia! que el escupitajo que anhelas lanzar sea por lo menos legal.

¡Vamos, todas denuncien! ¡Griten estos desdichados acosos y abusos! ¡No se callen! Sujeten sus ovarios, tomen todas la pruebas necesarias y acérquese con los expertos en estos casos; expliquen a detalle todo lo sucedido… Pero de inmediato. No uno, diez o cincuenta años después, porque el horno no está para bollos al pretender esperar que llegue «el momento adecuado». Difundan su adversidad en las redes, venga, pero con nombre y apellido, con un amparo judicial o las preguntas natas que respalden su queja. “Pero si el Sistema Judicial en nuestro país está podrido ¿Qué no?” ¡Claro que lo está! y si seguimos callando residirá más infame para generaciones futuras.

Tú, mujer que me estás leyendo: no te calles… Porque tu voz es tan fuerte como la queja justificada que tendrás. Si no es así, no harás ni el más mínimo ruido. Atraviesa esa barrera de censura, temor y acorralamiento para levantar la mano cada que te sientas agredida u ofendida, que aunque el acoso es tan subjetivo, aun seguirás teniendo la razón. Pero ¡por favor! alza la mano y la voz correctamente: presenta tu denuncia, da nombres, levanta el rostro y auxíliate de las redes sociales y el mundo mediático para fortalecer tu denuncia, quédate como dice mi abuela “con los pelos de la burra en la mano” y exige solución; que la víctima sea custodiada y remediada y que el agresor castigado. Porque un pinche twit, un pinche de anonimato detrás de un perfil falso, un pinche reclamo años después y un pinche oportunismo sin justificación dejará al pinche acosador libre y un sin fin ahorcados y ahogados de desesperación y depresión irritable.

O qué ¿Esperarás que pasen 500 años para exigir que te pidan perdón? Deja eso para el ridículo presidente ¿Sabes por qué? porque las redes sociales son una mierda… o al menos eso las estamos volviendo.

Q.E.P.D. Armando Vega Gil

 

 

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