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Punto y Aparte: Simplemente Poderosas

Poderoso, sa: 1. adj. Que tiene poder. U. t. c. s. 2. adj. Muy rico, colmado de bienes de fortuna. U. t. c. s. 3. adj. Grande, excelente, o magnífico en su línea. 4. adj. Activo, eficaz, que tiene virtud para algo. Remedio poderoso. 5. adj. desus. Que tiene en su poder.

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Cada año revistas internacionales con presencia en nuestro país publican estadísticas de las mujeres más poderosas de México, entre ellas influyen personalidades del ámbito empresarial, financiero o político, otras de medios de comunicación, dueñas de monopolios o cargos públicos. Si la prensa lo dice: les creo. Siempre y cuando se detalle el concepto.

Uno, dos y cinco me asusta. Tres me es hermoso.

Es curioso aquello que se considera poder en una mujer, sabiendo que el simple hecho de serlo ya la hace poderosa, ¿no? Mi madre es poderosa y seguro la de “El Bronco” también (el olvidado candidato independiente que tanto evangelizaba con su progenitora); la señora de las tortillas y la que me trajo en el Uber a fuerza que lo son; la que hace el aseo y la directora de la directora de la directora del área corporativa; mi tía, mi esposa y su enemiga. La oficial de la aduana y la que reparte el pan, la plomera, la policía, la presidenta y la que atiende órdenes de un director en la secretaría. Cualquier mujer se debería considerar PODEROSA, sin más.

A principios del mes de julio los time line en redes sociales informaban el lanzamiento de un nuevo tema de Lila Downs; portales, medios digitales y harto fanático salió al quite. “Un himno a la libertad” pregonaban. “Ser Paloma” lo nombraron, tema incluido en su último material discográfico y en compañía de Carla Morrison. ─ ¿Por qué apenas escribe de él, señor autor? ─ Oh estimado lector, se lo diré ahora que he logrado bajar del vuelo inspirador.
Sencillamente: es hermoso.

Es hermoso ver dos mujeres [poderosas] compartiendo un mensaje. Es bello el timbrar de dos voces femeninas orando el mismo discurso. ¿Qué rezan? un susurro de paz musicalizado por temples nacionales; la sincronía del instrumento de cuerdas con el de aire permite sentir el flotar al desplegar el vuelo. Lo precioso de la opacidad del color o la paloma abriendo el vuelo, el panorama abierto y el tiro directo, el golpeteo de la autora sobre la guitarra. No importa nada de lo que pueda agregar, tenerlas ahí es lo soberbio.

Desde que mis sentidos reconocieron a Lila a principios de la última década, ha representado una influencia consuma que logra fidelizar mi intriga con mi necesidad de rebeldía. Su activismo social es escudo de la oposición local para todos aquellos que desquitan lo que nos quitan. Desde La Sandunga, Ojo de culebra o Salón, lágrimas y deseo, en cada uno coexiste una gota de fe y tenacidad ante todo aquello que brota de lo inestablemente estable. Es parte importante de nuestra historia contemporánea y sí… es Poderosa.

Poderosa por su nombre y apellido, por sus raíces y su lengua, por su profesión y su talento, por sus defectos y virtudes o simplemente por ser mujer. Es magnífico también tener ahí a Carla Morrison, la intérprete de Tecate, con esa madurez vocal. Sus errores la han hecho más integra y aterrizada, o al menos eso me transmite su mirada. La siento afanosa y vigorosa. ¿Será por ser mujer?

Su participación es acertada, y es así como lo quiero sentir, pues me vibró tal cual. El abrazo que Downs le propicia es un fuerte golpe a su viejo despotismo que la trasladó a la realidad, aquella donde ella [y todas] pertenece y deberían vivir. “Si yo pudiera decirte” (como la letra) le diría a Carla que renacerá al seguir por ese camino de confianza y nula tolerancia, pues su territorio es frente a la lucha. Si esto no es verdad y se empata con oportunismo, regresa a las canciones melancólicas y la escuela que trajo hasta aquí.

“Estamos en contra del abuso a la mujer”: es la consigna de los últimos años. ¡Excelso! Luchemos por ello, por la fortaleza femenil y por la congruencia social también. ¡Carla! quédate ahí, pero siempre, ¡lidiando! porque ahora te escucho aquí con consignas y me encariño, pero doy la vuelta e incitas a mi adolescente vulnerable, adormilada y sensible a mendigar por un amar banal. “¡Ser libre!” incita, y libres ya somos… pero no como exigimos. Independientes completamente, con cantos a diarios que promulguen la autonomía. Pero por favor, quédate aquí y canta junto a todas y todos, por el rescate que exigimos.

Ana Lila Downs Sánchez es imagen del resistir, ejemplo de la fuerza y esperanza de sanidad social; la unión de nuestros clarísimos y sexos con nuestras tierras y raíces. Lila pelea a diario; Carla, por favor… lucha también a diario, no solo por el acoso sexual en tu adolescencia o por las triviales comparaciones musicales entre mujeres del gremio. Luchemos, mejor, por la naturalidad sin fingir estar bien, por la nobleza sin importar el egocentrismo o por el amor cantándose a su favor. Es ahí donde tú, ella y todas deben existir y morir. En la riña por la liberación de todos.

Mujeres representantes del poder femenino se involucran en el videoclip; tal vez la canción nunca finalizaría si mostramos la totalidad del verdadero poderío. Es bueno tenerlas ahí, aunque no completen el mensaje final con el vuelo de la paloma siendo libre (siguiendo la metáfora) que no me permite reaccionar así.

Buscamos despojar al sexo más fuerte del mandato y el reviente social que les causan, la inseguridad de su integridad y lo descompuesto de su imagen. ¡Sí! Mujeres, niñas, señoras quédense aquí, alimentando la bomba que no tarda en explotar; ayuden empresarias, periodistas, deportistas o actrices a defender la integridad femenil y no a descomponerla más.

Representen la suavidad y no la autoritaria patrona televisiva o la dócil esposa ofendida de una infidelidad perdonada, la actriz que justifica el acto ilegal de pedofilia o la representación prostituida de la mujer; la sumisa ante el patrón o la aguerrida en un campo de batalla con soldados de plomo.

¡Seamos la paloma que desprende un vuelo! El viaje hacía la tolerancia, la congruencia, el respeto y la libertad.

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