La banda originaria de Australia, Last Dinosaurs, ofreció este miércoles un concierto en compañia de Juanpalitoschinos, quienes entraron al quite luego de la cancelación de Vacations.
Noventa Minutos Electrizantes
El pasado miércoles, el Lunario del Auditorio Nacional se convirtió en el epicentro de una explosión de indie rock, cortesía de Last Dinosaurs y su ‘Double Trouble Tour’.
Durante 90 minutos ininterrumpidos, la banda australiana, compuesta por Sean y Lachlan Caskey, Michael Sloane y Dan Koyama, nos recordó por qué son uno de los actos más queridos en la escena actual.
Desde el inicio con ‘Afterlife’ hasta el cierre con ‘Zoom’, Last Dinosaurs demostró un dominio escénico impecable, acompañado de una energía contagiosa que mantuvo al público en un estado de euforia constante. Cada canción era un llamado a la danza y la celebración, con la banda constantemente motivando a los fans a dejarlo todo en la pista.
Échale Ojo ➡️¡Ceremonia Presume Su Cartel Para El 2024!
La Ausencia De Vacations Y La Llegada De Juanpalitoschinos
Uno de los momentos cumbre de la noche fue cuando interpretaron ‘CDMX’, un homenaje a la ciudad que siempre los ha acogido con brazos abiertos. La conexión entre Last Dinosaurs y sus fans mexicanos es palpable, y esta canción fue el corazón de una noche ya de por sí inolvidable.
La ausencia de Vacations, previamente anunciados en el cartel, no mermó el espíritu del evento. En su lugar, Juanpalitoschinos, con su fusión de indie latino y City Pop japonés, calentaron el ambiente con su frescura y energía, demostrando por qué son una banda a seguir de cerca.
Échale Ojo ➡️Paul McCartney en el Foro Sol: Una noche de recuerdos y rock
Lachlan, con su español bastante fluido, se encargó de estrechar aún más los lazos con la audiencia, mostrando su cariño y respeto por la cultura mexicana. Las palabras sinceras de la banda hacia la CDMX y sus seguidores resonaron como un eco de gratitud y admiración mutua.
Last Dinosaurs entregó una noche que será recordada no solo por su música, sino por la calidez y sinceridad de una banda que claramente ama estar en México.
Con una actuación que equilibró la perfección técnica con un espíritu juguetón y cercano, este concierto en el Lunario fue una clara muestra de que el amor entre una banda y su público puede trascender barreras y convertirse en pura magia.