León Benavente En El Lunario: El Décimo Aniversario Que Retumbó En El Alma
El pasado 4 de octubre, el Lunario del Auditorio Nacional fue testigo de la brutal energía que León Benavente puede desatar. Bajo su tour #LB1323, celebrando una década de trayectoria, la banda española demostró que si bien su material grabado es potente, en vivo son una verdadera tormenta sonora.
A lo largo de hora y media, los asistentes vibraron al ritmo de rolas icónicas como «Líbrame del mal» y «Nuestro aniversario». Esos 90 minutos se convirtieron en una auténtica montaña rusa de emociones, donde cada canción despertaba distintos sentimientos, pero todos cargados de una energía inigualable.
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La actuación de León Benavente, sinceramente, no tiene comparación. Escucharlos en plataformas como Spotify simplemente no prepara a uno para la descarga eléctrica que es verlos en vivo. Desde la primera fila hasta la última, el público se vio envuelto en una marea de decibeles que penetraba hasta los huesos.
El ambiente que se respiraba era electrizante. Cada fan respondía con el mismo entusiasmo que la banda transmitía. Ver a todos saltando, imitando los pasos de Abraham Boba, vocalista de la agrupación, fue una experiencia única.
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Abraham se tomó un momento para compartir anécdotas de sus pasadas visitas a México, recordando con humor y cariño su primera presentación en el bar Caradura donde se quemó el amplificador del bajo. Como agradecimiento por el afecto mexicano, rescataron «Valiente» y «Estado Provisional» de la hielera, canciones que el público recibió con fervor. Y, por supuesto, quién podría olvidar el momento en que Abraham se sumergió entre el público durante «Ayer salí», desatando la euforia colectiva.
Es un regalo ver a músicos entregarse en cuerpo y alma a su público. Esta presentación ha sido un llamado a todos: si no conocen a León Benavente, la mejor manera de enamorarse de ellos es viéndolos en vivo. Y para los que aún quieran repetir la dosis, tienen oportunidad: Guadalajara, Puebla y el Festival Pulso GNP en Querétaro los esperan. ¡No hay miedo!
