La noche del domingo, Maskatesta celebró dos décadas de trayectoria musical con un emotivo concierto en el Lunario de la Ciudad de México. A las 7:30 p.m., los primeros acordes de «Maskatonias Theme» resonaron, transportando al público al primer material de la banda. Aunque la voz de Kotardo no estuvo presente, el grupo no defraudó. Con una interpretación instrumental cargada de fuerza y sentimiento, lograron conectar inmediatamente con su público.
El vocalista Kabula fue quien dio la bienvenida, encendiendo el escenario con su energía. Temas como «Simplemente» comenzaron a sonar y, aunque no hubo el habitual slam ni movimientos frenéticos, la devoción de los asistentes quedó clara. Cada canción fue coreada de principio a fin, creando un ambiente íntimo y emocionante.
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Un recorrido musical por dos décadas de éxitos
El setlist de la noche fue un homenaje a los 20 años de historia de Maskatesta, con temas emblemáticos de álbumes como All Stars and Friends, Mi vida en otro lado y This is Ska. Estos discos, que han acompañado a la banda a lo largo de su carrera, siguen resonando con la misma fuerza que al inicio. «Un solo minuto» fue uno de los momentos más destacados de la noche, cuando el público, al unísono, llenó el Lunario con su canto y su amor incondicional por la banda.
A medida que el concierto avanzaba, la conexión entre Maskatesta y su audiencia se fortalecía. El público, lejos de perder energía, respondía con pasión a cada acorde y cada letra, haciendo de esta celebración un evento inolvidable para todos los presentes.
Tú que pedirás y Hace tanto tiempo: el cierre perfecto
El final del concierto llegó con dos de las canciones más queridas por sus fans: «Tú que pedirás» y «Hace tanto tiempo». La primera, con su ritmo característico y letras reflexivas, hizo que los asistentes corearan cada palabra, creando una atmósfera de complicidad entre la banda y el público. Sin embargo, fue con «Hace tanto tiempo» que se vivió el verdadero clímax de la noche. Desde los primeros acordes, el Lunario se transformó en un mar de voces y emociones desbordadas. El público, inmerso en la energía del momento, cantaba con una pasión que solo la música en vivo puede despertar.
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Aunque el concierto llegó a su fin, la sensación de que faltaron algunos grandes éxitos dejó una nostalgia en el aire, pero también la promesa de que Maskatesta seguirá escribiendo capítulos en su historia. Con un sold out en el Lunario, queda claro que la banda sigue más viva que nunca, y que su público estará siempre presente para acompañarlos.