
La noche del jueves 3 de octubre, la Ciudad de México se rindió a los pies de Rozalén, quien ofreció un concierto inolvidable lleno de intimidad, emociones a flor de piel y una profunda conexión con su audiencia. Durante casi dos horas, la cantautora española hizo vibrar el escenario con una versión más reducida y acústica de su tour, entregando versiones llenas de sentimiento que tocaron los corazones de todos los presentes.
Comienza La Velada
El concierto comenzó con ‘Lo Tengo Claro’, dando inicio a una noche que sería tan emotiva como potente. Rozalén siguió con ‘Sácame La Pena’ y ‘Te Cuidaré De Lejos’, creando una atmósfera donde cada canción era como una confesión al oído de cada asistente. Su voz, poderosa y llena de matices, fue capaz de navegar entre la alegría y la tristeza en cuestión de segundos, haciendo que todos los presentes fueran partícipes de ese viaje.
El público, sin duda, sabía exactamente a lo que iba. Cada palabra, cada acorde, era recibido con cariño y gritos de apoyo. Y Rozalén, siempre cercana, correspondía con sonrisas y frases de agradecimiento. Entre las canciones, la cantautora compartía anécdotas y reflexiones, generando una conexión que hizo que el concierto se sintiera como una larga sobremesa con amigos.
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El Gran Cariño A Rozalén
El público, sin duda, sabía exactamente a lo que iba. Cada palabra, cada acorde, era recibido con cariño y gritos de apoyo. Y Rozalén, siempre cercana, correspondía con sonrisas y frases de agradecimiento. Entre las canciones, la cantautora compartía anécdotas y reflexiones, generando una conexión que hizo que el concierto se sintiera como una larga sobremesa con amigos.
Uno de los momentos más destacados de la noche fue cuando Rozalén se tomó un respiro para dedicar una parte especial del show a sus seres queridos que ya no están con ella, particularmente su abuela y su padre, a quienes les dedicó ‘Todo Lo Que Amaste’ y ‘El Día Que Yo Me Muera’.
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Una Noche Llena De Nostalgia
Fue imposible no sentir la nostalgia y el amor que transmitía, y no pocos en el público dejaron caer una que otra lágrima. Rozalén no solo cantaba, sino que lograba conectar con la audiencia a un nivel tan personal que hacía que esas historias también se sintieran nuestras.
Paula Mattheus, quien abrió la noche, también brilló con luz propia. La joven cantautora española preparó el terreno con un set lleno de frescura, y para sorpresa de muchos, se unió a Rozalén en el escenario para interpretar juntas ‘La Hipoteca’, una colaboración que llenó el recinto de energía y complicidad.
La noche no estuvo exenta de sorpresas. Rozalén aprovechó para compartir con los asistentes que el próximo año interpretará a Chavela Vargas en una obra de teatro, y como adelanto exclusivo, decidió “ensayar” frente al público mexicano la icónica canción ‘El Último Trago’.
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Este fue un momento único que no solo rindió homenaje a una de las leyendas de la música mexicana, sino que dejó a todos los asistentes boquiabiertos con la pasión con la que Rozalén le hizo justicia a la canción. Un verdadero regalo para sus fans.
Lo que hizo aún más especial este concierto fue el nivel de inclusividad que Rozalén trajo consigo. Desde intérpretes de lenguaje de señas hasta chalecos vibratorios para personas con dificultades auditivas, cada detalle estaba pensado para que todos pudieran disfrutar al máximo de la música. Un gesto que demuestra no solo el gran corazón de la cantante, sino también su compromiso con que su arte sea accesible para todos.
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Rozalén ofreció un concierto inolvidable, lleno de emociones y momentos únicos. Con su cálida voz y una producción íntima, logró que el público mexicano se sintiera más cerca que nunca.