Desde Uruguay para México El Cuarteto de Nos confirmó por qué su música atraviesa generaciones. La banda, integrada por Roberto Musso, Álvin Pintos, Gustavo Antuña y Santiago Marrero, llegó con la gira Puertas, con la que presenta su más reciente disco y convirtió la noche en un cruce entre sátira, reflexión y rock con alma.
Una Puerta Azul Que Se Abrió Hacia Otro Mundo
A las 20:00 horas las luces se atenuaron y una puerta azul gigante se proyectó en las pantallas: la puesta en escena fue la invitación literal al universo del nuevo disco.
El arranque con ‘Cara de Nada’ puso en marcha un recorrido que alternó lo nuevo con himnos que la gente ya sabía de memoria: ‘El Hijo De Hernández’, ‘Ya No Sé Qué Hacer Conmigo’ y otros clásicos explotaron en coros colectivos. Entre canción y canción, el humor de Musso fue el pegamento perfecto:
- ‘Buscaba una palabra para describir este show… ¿simpático? ¿correcto? No, estamos viviendo un maldito show’
Dijo antes de ‘Maldito Show’ Y la sala estalló. El Cuarteto navegó sin esfuerzo entre la sátira política y la introspección personal: ‘El Perro De Alcibíades’ recordó que las cortinas de humo no son cosa de museo, mientras temas como ‘Ganaron Los Malos’ y ‘Lo Malo De Ser Bueno’ mantuvieron la intensidad.
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El Accidente, La Pausa Y La Luz Del Público
La noche dio un vuelco en pleno clímax. Durante ‘Maldito Show’, entre humo y estrobos, Roberto Musso cayó del escenario. La reacción fue inmediata: incertidumbre, silencio, y luego cientos de linternas de celular encendidas que iluminaron el Palacio como un mar de señales. El bajista Santiago Marrero tomó el micrófono para calmar a la gente: Musso estaba bien, con raspones, y minutos después —con el brazo vendado— volvió al escenario.
Ese regreso no fue mera formalidad: fue el momento que convirtió el concierto en algo más que música. Musso bromeó sobre la idea de que sus canciones las hace una IA y arrancó ‘Contrapunto Para Humano Y Computadora’; la ironía funcionó como catarsis y la energía se renovó.
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De La Herida A La Emoción
Lo que vino después fue una sesión cargada de emoción. ‘No Llora’ se transformó en una plegaria colectiva; las luces azules y las voces del público dibujaron un instante íntimo en medio de un estadio que le gustó al Cuarteto. ‘Rorschach’, ‘Me Amo’ y ‘Cinturón Gris’, cerraron la parte intensa, con Musso compartiendo reflexiones sobre el amor propio:
Para el cierre, la banda descargó potencia con ‘Gaucho Power’, ‘Invierno Del 92’ y el himno que desató la locura final: Miguel Gritar”. El encore con ‘Yendo A La Casa De Damián’ dejó al Palacio unido en canto, como si esas letras fueran memorias compartidas. Al apagar las luces, la ovación no fue solo un aplauso: fue un abrazo colectivo a una banda que volvió a demostrar su lugar.
